Cambios
Hola.
Estoy en una etapa de posibles cambios, y pocas cosas son más angustiante que eso. He leído y escuchado muchísimo respecto a la muy natural resistencia al cambio, pero nada como vivirlo.
Somos personas complejas. O, al menos, así puedo definirme. Muchas veces luchamos durante largo tiempo por materializar un sueño, y cuando finalmente lo logramos, nos damos cuenta que no era exactamente lo que teníamos en mente. Eso es lo que me sucede justo ahora. Desde que me gradué como ingeniero, he querido dedicarme a la docencia universitaria. Siempre me ha parecido una nota. Siempre dije que era eso a lo que quería dedicarme toda la vida. Ahora que lo soy, no estoy muy seguro de esto último. Me gusta dar clases, eso es un hecho. El constante reto y la responsabilidad que plantea estar frente a un grupo de hombres y mujeres a punto de alcanzar una de sus metas (doy clases en los últimos semestres) es altamente estimulante. Es una experiencia única, sin lugar a dudas. No obstante, no me siento tan lleno como pensé me sentiría. Aún sigo teniendo la sensación de no pertenecer al lugar donde estoy, algo que me ha perseguido desde hace años. Y en medio de esta incertidumbre, recibí una oferta de trabajo difícil de rechazar. Lejos de la universidad. Lejos del sitio al que tanto quise pertenecer. Estoy empezando a creer que mi interés en ser profesor universitario se basó en querer revivir mi época como estudiante. Si bien tengo 27 años, me gradué hace ocho... No lo sé. He pensado mucho en ello, puede que demasiado (otro de mis variados problemas). ¿Será inmadurez? ¿O será que no quiero aceptar que debo volverme un adulto y establecerme? A veces me pregunto hasta cuándo voy a seguir corriendo, porque debo admitir que en ocasiones me siento cansado.
Conociéndome como me conozco, seguro voy a tomar la peor decisión posible. Pero no será hoy, no tengo la energía necesaria para ello. Hoy quiero paz, sólo eso. Una vez la perdí, y siento que la estoy perdiendo otra vez.
Hasta el próximo post. Espero.
Estoy en una etapa de posibles cambios, y pocas cosas son más angustiante que eso. He leído y escuchado muchísimo respecto a la muy natural resistencia al cambio, pero nada como vivirlo.
Somos personas complejas. O, al menos, así puedo definirme. Muchas veces luchamos durante largo tiempo por materializar un sueño, y cuando finalmente lo logramos, nos damos cuenta que no era exactamente lo que teníamos en mente. Eso es lo que me sucede justo ahora. Desde que me gradué como ingeniero, he querido dedicarme a la docencia universitaria. Siempre me ha parecido una nota. Siempre dije que era eso a lo que quería dedicarme toda la vida. Ahora que lo soy, no estoy muy seguro de esto último. Me gusta dar clases, eso es un hecho. El constante reto y la responsabilidad que plantea estar frente a un grupo de hombres y mujeres a punto de alcanzar una de sus metas (doy clases en los últimos semestres) es altamente estimulante. Es una experiencia única, sin lugar a dudas. No obstante, no me siento tan lleno como pensé me sentiría. Aún sigo teniendo la sensación de no pertenecer al lugar donde estoy, algo que me ha perseguido desde hace años. Y en medio de esta incertidumbre, recibí una oferta de trabajo difícil de rechazar. Lejos de la universidad. Lejos del sitio al que tanto quise pertenecer. Estoy empezando a creer que mi interés en ser profesor universitario se basó en querer revivir mi época como estudiante. Si bien tengo 27 años, me gradué hace ocho... No lo sé. He pensado mucho en ello, puede que demasiado (otro de mis variados problemas). ¿Será inmadurez? ¿O será que no quiero aceptar que debo volverme un adulto y establecerme? A veces me pregunto hasta cuándo voy a seguir corriendo, porque debo admitir que en ocasiones me siento cansado.
Conociéndome como me conozco, seguro voy a tomar la peor decisión posible. Pero no será hoy, no tengo la energía necesaria para ello. Hoy quiero paz, sólo eso. Una vez la perdí, y siento que la estoy perdiendo otra vez.
Hasta el próximo post. Espero.
Comentarios