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Mostrando entradas de 2012

Expiaciones recurrentes.

Saludos. Otro año más, otro diciembre. Otra jornada de entrega de regalos a los menos favorecidos. Otra oportunidad más para demostrarnos lo buenas personas que somos. Otra mentira más... Soy recurrente con el tema, si. Quizás es una psicopatía no tratada, pero no me terminan de convencer los argumentos de quienes participan en esas entregas de regalo en mi oficina. Creo que -en cierta forman- solo demuestran lo hipócritas, temerosos y alienados que pueden llegar a ser. Cuando estábamos comprando los regalos, el comentario más frecuente fue "algo que sea barato, nada caro..." A un par de ellos les pregunté si le comprarían esa ropa, esos zapatos y esos juguetes a sus hijos, y su respuesta fue la esperada: ¡ni locos!. Entonces, ¿para qué lo hacen? ¿Acaso esas niñas y esos niños no son iguales que sus hijos? ¿O por el contrario son de una "categoría" más económica? ¿La buena intención del gesto no se disuelve en ese caldo de prejuicio y discriminación? Porque, e

Relatos Cotidianos: El olor de la tierra mojada.

"Cuando la tierra huele a mojado, es porque va a caer un palo de agua..." El recuerdo más antiguo que tiene Ismael es de cuando tenía unos cuatro o cinco años, sentado en su banquito de madera, escuchando las historias que la señora Socorro -la vecina- le contaba. Con toda seguridad no entendía nada de lo que oía, pero verla gesticulando como si fuese un pulpo en movimiento era cuanto menos entretenido. Y es que en el Tinaco de mediados de los ochenta no había mucho que hacer. Entre las tareas de la escuela y el curso de cuatro, Ismael repartía sus días bajo la severa mirada de su madre. Él aprendió a leer a los tres años porque su mamá así lo quiso. Siempre fue el mejor de su clase, jamás reprobó un exámen. Nunca hubo mejor estudiante que Ismael, y esas pequeñas glorias eran la muestra de lo mucho que quería agradar a los demás, en particular a sus padres. Porque, a esa edad, si no cumples con las expectativas de tus padres, ¿qué sentido tiene entonces todo el esfuerzo?.

Relatos Cotidianos: Cuando el dolor no es suficiente.

Hola. Sometimes, pain ain't enough. Esa frase la he tenido en mente durante años, y en cierta forma resume la siguiente historia: Si algo atesora Mary en su corazón, es el profundo rencor que siente hacia su madre. Han pasado más de treinta años desde aquel día en que, con su primer hijo recién nacido en brazos, Susana, su madre, la echó de la casa. Una tarde de finales de los '70, asfixiada por el calor y el calcinante sol de La Vela de Coro, Mary tuvo que armarse de valor e iniciar un periplo que la llevó a ser muchacha de servicio, repostera y peluquera. Todo ello para salir adelante con su pequeño hijo recién nacido. Todo ello para demostrarle a su madre que podía sobrevivir sola, en sus propios términos. Su esposo, Roberto, ingeniero recién graduado en Maracaibo, daba sus primeros pasos como profesional en Caracas. Ambos luchando por un fin común, salir adelante, pero con motivaciones tan diferentes como la noche del día. Con el tiempo, las cosas empezaron a mejora