Relatos Cotidianos: El olor de la tierra mojada.
"Cuando la tierra huele a mojado, es porque va a caer un palo de agua..." El recuerdo más antiguo que tiene Ismael es de cuando tenía unos cuatro o cinco años, sentado en su banquito de madera, escuchando las historias que la señora Socorro -la vecina- le contaba. Con toda seguridad no entendía nada de lo que oía, pero verla gesticulando como si fuese un pulpo en movimiento era cuanto menos entretenido. Y es que en el Tinaco de mediados de los ochenta no había mucho que hacer. Entre las tareas de la escuela y el curso de cuatro, Ismael repartía sus días bajo la severa mirada de su madre. Él aprendió a leer a los tres años porque su mamá así lo quiso. Siempre fue el mejor de su clase, jamás reprobó un exámen. Nunca hubo mejor estudiante que Ismael, y esas pequeñas glorias eran la muestra de lo mucho que quería agradar a los demás, en particular a sus padres. Porque, a esa edad, si no cumples con las expectativas de tus padres, ¿qué sentido tiene entonces todo el esfuerzo?....